Con los medicamentos no se juega. Los fármacos que muchas veces nos recetan los médicos para curar o aliviar nuestras dolencias son de empleo delicado, tal como lo indican sus respectivas cajas (es muy importante leer todos los empaques de aquello que vamos a consumir).
Entre las muchas razones por las cuales no se debe emplear la automedicación se encuentran:
- Abuso en el empleo de antibióticos que ocasionan resistencia bacteriana. Un ejemplo de esto ocurre cuando se administran antibióticos en infecciones virales. Los bactericidas no funcionan contra virus. Esto incluso puede empeorar la enfermedad.
- Suministrar las dosis incorrectas del fármaco, lo que conllevan a inducir resistencia bacteriana y envenenamientos cuando se sobredosifica.
- Utilizar medicamentos que no son los indicados para tratar la afección. El hecho de que a un amigo o familiar le hayan recetado un medicamento en especial, no significa que este funcione igual para la enfermedad de otra persona. Hay que tener cuidado con las recomendaciones que nos dan personas que no son profesionales.
- Y una que no se toma mucho en cuenta. LOS MEDICAMENTOS SON DE USO DELICADO. O sea, son sustancias químicas reactivas que pueden ocasionar diversos efectos secundarios, desde ligeros hasta algunos que ponen en riesgo la vida. Los medicamentos son continuamente supervisados después de que salen a la venta. Hay un control referente a efectos secundarios que pueden provocar en la población. Es obligación de cada país contar con un departamento o institución especializada en registrar y dar respuesta oportuna los sucesos anormales que se presenten en el empleo de medicamentos.
Por la razón antes expuesta en muchas ocasiones se hacen comunicados en televisión, diarios, radio e internet; del retiro de lotes de farmacos que no cumplen con las especificaciones sanitarias pertinentes o que ocasionan efectos perniciosos para la población. Esto puede ocurrir con medicamentos que salieron a al vente hace meses o varios años.
En muchas ocasiones el daño no lo produce el medicamento en sí mismo. Lo que ocasiona el problema es combinarlo con otros. Si checas las cajas de farmacos que hayas tenido en las manos, te darás cuenta que en sus indicaciones de uso muchas veces nos advierte que no combinemos con "equis" sustancia o no se use en tal condición médica. Por eso es importante seguir las investigaciones científicas pertinentes para averiguar los posibles efectos que tendrán al emplearlos en diversas situaciones.
Un buen ejemplo lo representa la combinación de Trimetoprima/Sulfametoxazol con Espironolactona. Esta mezcla de un antibiótico bactericida con un diurético es utilizada comúnmente para tratar infecciones en el tracto urinario. Recientemente se descubrió como esta combinación induce hipercalemia (exceso de ion potasio en al sangre) lo que desencadena varios síntomas: nauseas, desmayos y presión arterial baja . Pero, eso no es todo. También se incrementa el riesgo de muerte repentina en adultos mayores.
0.0...........¡Caray!
Esto es provocado por una hipercalemia EXTREMA ocasionada por la combinación anteriormente mencionada. Las investigaciones sugieren utilizar otros antibióticos en combinación con espironolactona como la Amoxicilina para tener menos efectos mortales. Esto es un indicio más para realizar una mejor supervisión médica en los pacientes con estos tratamientos y optar por tiempos menores de tratamiento (pero con efectos clínicos deseables) y bactericidas distintos.
http://www.bmj.com/content/343/bmj.d5228
http://www.cmaj.ca/content/early/2015/02/02/cmaj.140816
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