De compras en el super o los comestibles que se pudren antes de tiempo

“Hay que educar a la sociedad en cuestiones básicas de higiene y conservación de los alimentos, de cualquier forma y diga lo que se diga somos lo que comemos”

Quién no habra visto en sus viajes a las tiendas de autoservicio los magníficos productos que tú, yo y los demás consumimos con mucho agrado.

Yogurt, gelatinas, carne de res, carne de pollo, quesos frescos, leche fresca, jamón, etc.; tantos y deliciosos manjares que comemos con tanto gusto; ¡qué rico!

Pero también has visto que en varias ocasiones tales productos no los encuentras en los refris o en los congeladores; los encuentras en todas partes.
Cuando estas formado para pagar en la caja rápida con tiempo de espera de 30 minutos ja,ja,  encuentras yogurt para beber al lado de los chicles y de las papitas. O cuando estas buscando los calzones y calcetines con imágenes de tus personajes favoritos, te encuentras con un queso panela en medio de las calcetas.


Encontrar unas piernas de pollo entre los detergentes o entre los juguetes.
¡Ah que maravilloso! …pues no.

Todos los comestibles que menciono y otros más, requieren de temperaturas de refrigeración o hasta menores para poderse conservar adecuadamente y no nos enfermemos al consumirlos. De que sirve que se elabore un producto siguiendo las máximas normas de calidad y cuidado, si al final el delicioso pastel de chocolate con almendras esta todo el día asoleado y fuera del refri.
Es clásico que muchas personas al momento de pagar en caja, se dan cuanta (debido a que no hacen su lista y calculan precios por anticipado) que no les alcanza para los filetes y deciden dejarlos al lado de los chocolates, en lugar de regresarlos de donde los tomaron. Esa acción rompe lo que los expertos llamamos “cadena de frío”, o traducido al tecnicolor, que lo sacamos de la temperatura que requiere para que no se empiece a podrir de la nada.
Esto ocurre todos los días y a todas horas; en todas partes.

¿Y qué pasa después?...ummmm.... ¿pues qué creen?, se regresan de donde los sacaron, al refri. Claro después de que permanecieron unas seis horas o días fuera de lugar.

Que no decir del pescado, ese ya huele mal en cuestión de minutos. Pero muchas personas son felices con ello y dicen ¡Baaah! que importa, yo no me lo voy a comer. Que poca…consideración ¿no crees?, y ¿quien sabe?, a lo mejor cuando regrese le toca escoger el producto que abandono a su suerte.

Tal vez has escuchado sobre comprar los perecederos al final de tus compras, precisamente para que cuando lleguen a tu hogar no permanezcan mucho tiempo fuera de su temperatura ideal de conservación y tan pronto como llegues a casa los metas al refri, o te los comas después de cocinarlos en salsa de tomate y especias.

Todos atender el llamado y cuidar de colocar bien lo que no vayan a comprar en donde corresponde, el mundo es pequeño y todos estamos conectados con todo.

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